En estos momentos de pandemia estamos enfrentando en el mundo “la burbuja de todo”, lo que significa el aumento de los precios de cualquier cosa.
Para un país en transformación como México, que importa gran parte de sus insumos, esto se está convirtiendo en un problema. Lo que está sucediendo es el resultado de tres factores que se suman: real, financiero y logístico.
1.-Factores reales: Las empresas recomenzaron todas juntas y los almacenes se encontraban vacíos.

En los primeros meses de la pandemia, los precios de las materias primas cayeron un 20-30%. En Asia, los países que tienen una economía planificada, inmediatamente acumularon reservas, beneficiándose también del hecho de que ellos iniciaron con el problema del coronavirus Covid-19 cuatro meses antes. Pero inmediatamente después los precios volvieron a subir, y ahora se están disparando, porque todos los países se han vuelto a poner en marcha, con los almacenes de todos los continentes vacíos debido a la organización «just in time» (las empresas se han acostumbrado, a no acumular stocks) y, por tanto, ahora hay que rellenarlos desde cero.
2.-Factores financieros: Intereses bajos y el dólar debil hicieron a las materias primas una inversión conveniente.

Las materias primas se han convertido en una inversión atractiva porque tienen un precio en dólares, una moneda débil en este momento, por lo que son convenientes para quienes las compran en euros u otras monedas. Además: invertir en bonos del gobierno ofrece rendimientos muy bajos, por lo que también podríamos invertir dinero en materias primas y valores derivados relacionados con ellos.
3.-Factores logísticos: Los buques porta container desde el 2020 tuvieron que reducir las emisiones de plomo descargando el costo en el transporte.

A los factores anteriores sumamos el aumento desproporcionado de los costes de transporte. El Dry Baltic Index, índice que resume los fletes marítimos de productos secos y a granel (minerales, cereales, etc.), registró un + 605% en el último año.
Entre las causas también se encuentra la introducción del nuevo reglamento aprobado por la Organización Marítima Internacional que obliga a todos los buques a reducir la proporción de azufre en el fueloil: del 3,5% (masa por masa) de enero de 2020 al 0,5%. Este cambio implicó el «desguace» de parte de los barcos y la «renovación» de otros, incluso para los portacontenedores y graneleros que transportan mercancías de América, África, Asia y Australia, y el costo ha repercutido en los precios.
Según los especialistas del mercado financiero aseguran que, «esta situación se desinflará, porque los niveles de producción son incluso más bajos que en 2019, por lo que en unos meses los precios bajarán a niveles que reflejan la demanda real». Pero este razonamiento no se aplica a todas las «mercancías». De hecho, existen algunas materias primas necesarias en cantidades nunca antes utilizadas, porque son fundamentales para las dos revoluciones que se están produciendo en el sistema productivo: la transición verde y la digital.
De las cuales platicaremos en otro artículo, por el momento podemos concluir que ser previsores como lo han hecho los países asiáticos puede ayudar a las empresas a planificar analizando siempre los datos internacionales de diferentes mercados e industrias, ya que ayuda a crear una panórmica de previsión a los problemas que pueden surgir en nuestros sectores en un mundo que está cambiando rápidamente.
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